EL SITIO
Ubicación: Guayllabamba, Ecuador
Programa: Hotel
Área: 4.200 m²
Año: 2018
Estado: Propuesta
Colaborador: Iker Gómez Lejarza
Imágenes: Squarevoxel
El proyecto se ubica en el Valle de Guayllabamba, a las afueras de la ciudad de Quito, en una hacienda agrícola que produce cítricos, aguacate y café. Esta hacienda, de nombre “El Sitio”, alberga una vivienda de gran superficie y rasgos de arquitectura colonial que desde hace años yace desocupada. La vivienda, construida alrededor de dos patios abiertos a través de los cuales se estructura una circulación exterior que da paso a las distintas estancias, emana una esencia arquitectónica especial gracias a sus cubiertas de teja cerámica cuencana y de su estructura de madera.
El propósito inicial del encargo fue el de reformar y ampliar la edificación existente para albergar un pequeño hotel boutique de 24 habitaciones que permitiera a la propiedad posicionarse como un referente de agro-turismo sostenible en los entornos de la ciudad de Quito. Un proyecto de fuerte identidad arquitectónica que buscaba además poner en valor la relación con el paisaje natural y agrícola.
LAS CUBIERTAS COMO estrategia volumétrica
A la hora de afrontar el proyecto, decidimos aprovechar la riqueza volumétrica de las cubiertas existentes como punto de partida de la estrategia de composición. De esta manera, propusimos la demolición de ciertos módulos que se encontraban en mal estado de mantenimiento y la conservación y reforma del módulo principal, que albergaría a futuro el área social del hotel. Desde ese punto de arranque, se propone la incorporación de una serie de volúmenes aislados, conectados a través de un sistema de patios y corredores exteriores para mantener la esencia de la vivienda existente.
La conexión programática y visual entre los volúmenes existentes y los nuevos, se realiza a través de la correlación de las cumbreras de sus cubiertas en puntos estratégicos. Los nuevos módulos se proyectaron para tener un lenguaje volumétrico directo con lo existente, pero a la vez una composición más moderna y arriesgada, donde las cubiertas a dos aguas son sustituidas por elementos poligonales de mayor complejidad geométrica.
Los nuevos módulos que aparecen en el proyecto albergan los siguientes usos: El garaje de vehículos de servicio, la recepción del hotel, las habitaciones y por último, las caballerizas.
el sistema de patios, herencia histórica
No sólo decidimos mantener los patios existentes, que junto a las cubiertas componen los dos elementos arquitectónicos de mayor interés, sino que decidimos estructurar todos los nuevos volúmenes a través de dos nuevos patios que enriquecieran la herencia histórico-colonial plasmada en el proyecto.
Para potenciar el concepto y generar un recorrido para los huéspedes y usuarios del hotel, desarrollamos una estrategia paisajística que pusiera en valor cada patio a través de un uso y ambiente distinto.
RELACIÓN CON EL PAISAJE
A la hora de ubicar los nuevos volúmenes en los que se encuentran las habitaciones, tratamos de llevar a cabo una intervención lo más sutil posible con respecto al entorno. Ninguno de los dos módulos se eleva de la cota cero de proyecto más de una altura, incluso el módulo principal, que contiene el mayor número de habitaciones, se entierra un nivel en el borde de la colina para reducir el impacto paisajístico desde el interior de la hacienda.
Por otro lado, todo el concepto de diseño arquitectónico e interior de los módulos de habitaciones, gira en torno a potenciar las vistas hacia el valle. En coherencia con esa idea, decidimos descomponer los baños entre área de ducha, bañera y lavamanos, en relación directa con la habitación y las vistas y el módulo de inodoro totalmente separado. Además, las terrazas exteriores, de las que disfrutan todas las habitaciones, integran en su estructura los árboles que se logran preservar tras la construcción del proyecto.
LA MATERIALIDAD
A la hora de proyectar el espacio, buscamos apoyarnos en el blanco, la cerámica y la madera natural como ejes articuladores del discurso visual. Estos materiales, que ya se encontraban en la vivienda original nos permiten generar espacios agradables y sobrios, dejando todo el protagonismo al entorno natural.
El trabajo de detalle en la colocación de cada elemento nos ayuda a reforzar conceptos de proyecto sin recargar en exceso el espacio. El uso de la madera en los falsos techos y en los interiores de las cubiertas, combinada con el blanco en el plano vertical, nos permite generar espacios interiores luminosos y en los que la herencia del sistema constructivo original queda latente.
La cerámica de las cubiertas se utiliza a su vez en los suelos exteriores, buscando aportar calidez y durabilidad, mientras que en los espacios interiores combinamos la madera y el hormigón pulido para no perder la sencillez que les caracteriza.